Todo parece estar bien: el aire justo, el dibujo correcto, las medidas indicadas y la rotación de las llantas en orden, todas ellas cuestiones muy importantes a la hora de las revisiones generales que se imponen para la seguridad tanto del conductor como de los pasajeros y el entorno.
El control periódico de las llantas siempre nos ayudará a evitar posibles accidentes, por eso, disponerse a realizar un viaje largo o planificar nuestras vacaciones implica empezar por revisar el auto y prepararlo para minimizar en lo posible una eventual falla donde sin duda las llantas forman una parte imprescindible dentro de la seguridad automotriz.
Pero muchas veces a pesar de las acertadas revisiones y monitoreo del estado de nuestro vehículo y todos sus elementos, surgen factores inesperados que causan una rotura o un reventón de llantas que en determinadas circunstancias resultan bastante comprometidas y peligrosas.
Cuando una llanta revienta se convierte en un factor que impresiona fácilmente a cualquier conductor por más avezado que éste sea. Y como tal, puede generar temor y pánico, actitudes que pueden derivar en finales dramáticos si no se las enfrenta correctamente.
Mucha gente entiende que salir airoso de estas circunstancias es poco más que un acto heroico o milagroso. Pero no siempre es así, salir de un reventón sin daños requiere de un poco de pericia, atención y serenidad. Claro que es mucho más fácil decirlo o escribirlo, pero demasiado difícil realizarlo en el momento que sucede. Por eso intentaremos hacer un breve repaso de algunas consideraciones que nos pueden sacar de tremendo apuro.
Dudas y errores
Cuando se trata este tema no deja de aparecer una incógnita que casi todo conductor se plantea: saber si la ponchadura es más peligrosa en las ruedas delanteras o en las del eje trasero, una duda que motiva frecuentes errores de conducta.
En función de esta pregunta muchos automovilistas se preocupan en sustituir las llantas delanteras cuando están desgastadas, sin reparar que las de atrás también adquieren importancia, y mucha.
Alguna mala sugerencia o la falta de posibilidad para recambiar todas las llantas, pueden inducir a un error muy difundido. Muchos optan por colocar las llantas en mejor estado adelante, y las más gastadas, atrás. Pero una llanta en mal estado es tan peligrosa adelante como en la parte de atrás.
Debemos admitir que en la parte delantera tiene su peligrosidad de forma más inmediata, porque al incidir las ruedas delanteras sobre la dirección, puede provocar el cambio brusco en la trayectoria, y derivar en las consecuencias que todos imaginamos.
Pero no es menos cierto que en las llantas traseras tiene su influencia, y en determinadas situaciones puede resultar tan peligroso como en las ruedas delanteras. La suspensión de un vehículo es uno de los motivos que incide directamente.
Razones y factores
Existen numerosos factores que pueden influir en que una llanta sufra un reventón. Actualmente, el proceso de fabricación y los elementos componentes de una llanta hacen que este hecho se haya reducido en gran escala, muchas causas propias, y sobre todo derivada de la conducta de los automovilistas, influyen en ello.
Las llantas desgastadas son peligrosas siempre, tanto en época de verano donde el calor las sensibiliza, como en invierno, etapa donde el suelo resbaladizo hace más vulnerable al neumático sin dibujo.
Los daños en los costados son los que involuntariamente todo conductor puede ocasionar a las llantas de su auto, cuando estaciona o cuando se producen los golpes contra las piedras o bordes de banquetas. De esta forma, al igual que un golpe en la llanta, pueden lesionar el tejido, y un tejido dañado aumenta con el uso, el rodaje y es un peligro constante.
Otro factor que tiene mucha incidencia es la velocidad y el calor, como su consecuencia más directa. Con la velocidad aumenta el calor del hule de la llanta, más aún con el asfalto muy caliente. Por eso el calor es el enemigo más cercano al reventón y por eso es más frecuente a velocidades altas que a marchas discretas.
La presión también juega su papel preponderante. Gran parte de los automovilistas circula con la presión inadecuada. Y es tan peligroso una presión alta como baja. Porque tanto una como otra pueden resultar perjudiciales para la llanta, deformándola y dañándola.